Infancia y Familia

Las personas que conformamos y desarrollamos nuestra labor profesional en Pauma consideramos que “las familias” son los entornos óptimos para el desarrollo de las y los menores. Entendiendo por familia, además, la gran diversidad de composiciones y estructuras familiares que debemos visibilizar y a las que debemos dar respuesta en nuestro día a día. 

Es en este espacio donde se construyen personas adultas, cuyo bienestar psicológico está directamente relacionado con la calidad de respuesta a sus necesidades básicas, sus relaciones y sus vínculos. El crecimiento socio-afectivo de los y las menores, va a estar determinado por el modo en el que se ha ejercicio la tarea parental. Si bien no existe un único modelo para ejercer la parentalidad, dado que dependerá del impacto que esta genere en los niños y niñas, sí que existen unas condiciones y derechos mínimos que deben garantizarse. 

El sistema familiar se considera fundamental para proporcionar y asegurar las atenciones y cuidados que requieren la infancia y la adolescencia, pero no es el único, dado que comparte esta tarea con otros sistemas que conforman la comunidad en la que se inserta. Creemos firmemente en la idea de que el fomento de buenos tratos es una responsabilidad compartida entre todos los agentes comunitarios e institucionales. 

Es deber del sistema de protección (del que formamos parte varios de los recursos que gestiona la entidad) proporcionar el apoyo y medios necesarios para garantizar la correcta atención de niños, niñas y adolescentes.  Desde esta perspectiva, se hace imprescindible el trabajo conjunto y consensuado entre todos los agentes sociales, promoviendo el trabajo en red. Desde Pauma, participamos activamente en la creación, impulso y mantenimiento de las “redes de buenos tratos”.

En este contexto de intervención, apostamos por el ejercicio de la “parentalidad positiva”, asumiendo el papel activo de las personas usuarias en los procesos de rehabilitación. Atendiendo a esto, ejercemos nuestra labor profesional desde la firme creencia en la potencialidad y la resiliencia de las personas usuarias para avanzar y superar sus problemas.  
 

Una condición necesaria para que pongamos en marcha los apoyos en los sistemas familiares, es poder detectar la existencia de una situación de desprotección, los motivos que la generan y definir los recursos requeridos para superar esas dificultades. Necesitamos potenciar las fortalezas del propio sistema y de las personas que lo componen.


En esta línea, podemos decir que una de las funciones primordiales de los recursos que conforman el sistema de protección de menores es la “valoración de las situaciones de riesgo de desprotección”. Para poder definir la existencia de una situación de este tipo, efectuamos la evaluación de dos aspectos fundamentales:

  • Ejercicio de la parentalidad por parte de las personas adultas responsables de las y los menores.
  • Impacto que esta genera en sus hijos e hijas, estado en el que se encuentran los y las menores.

Tras constatar la existencia de una situación de riesgo de desprotección, realizamos un proceso de recogida de información, en el contexto próximo y natural de las familias y a través de la coordinación con otros agentes de la red. La finalidad de este proceso es definir los motivos que mantienen la situación de desprotección, junto con los recursos resilientes con los que cuenta el sistema familiar, para así establecer un pronóstico de recuperabilidad que nos permita diseñar un plan de intervención ajustado.


La valoración de los sistemas familiares, entendido como un proceso de toma de decisiones que determinará el futuro de las personas que los configuran, se efectúa con herramientas avaladas científicamente y que proporcionan la precisión requerida.

Desde hace más de veinte años, los y las profesionales que abordamos esta labor en Pauma, hemos ido desarrollando y mejorando protocolos y herramientas que han permitido conocer las necesidades de intervención, a partir de las cuales se establecen los Planes individualizados de Protección. Así, establecemos los itinerarios o actuaciones que hay que desarrollar en los procesos de capacitación parental, en el marco de la Intervención Psicoeducativa. 
 

Desde nuestro modelo, buscamos promover el bienestar del menor, la menor y de la familia, potenciando los factores de protección y minimizando los factores de riesgo que se encuentran en el entorno familiar para poder llevar a cabo un verdadero trabajo de capacitación. 

Nuestro equipo profesional trata de incrementar las competencias de las personas y de las familias para que puedan satisfacer sus necesidades, resolver sus situaciones problemáticas y movilizar los recursos personales y sociales necesarios para mejorar la autonomía y el control de su propia vida

Las personas y las familias, aun las que viven situaciones problemáticas, o precisamente por haberlas vivido, tienen fortalezas y capacidades que la educación parental debe ayudar a descubrir para potenciar los procesos de cambio

La capacitación parental no se plantea únicamente para superar deficiencias atribuibles a las características estructurales de la familia que hay que paliar o compensar.  De lo que se trata es de fortalecer el funcionamiento familiar partiendo desde una perspectiva más preventiva y positiva. Esto implica reconocer el protagonismo de la familia en la elaboración de su propia narrativa de vida, en la identificación de sus necesidades y en promover su colaboración en todas aquellas actuaciones que se planifiquen para lograr dichos objetivos de mejora y cambio. 
 

Creemos firmemente que todas las personas y familias poseen capacidades que pueden promoverse para mejorar su calidad de vida. Nuestro papel consiste en facilitar las oportunidades necesarias para que potencien esas habilidades.

Ante cada reto que deban afrontar -transiciones vitales, cambios en los modelos de relación, dificultades propias de la infancia y de la adolescencia, deterioro de los lazos con la comunidad, nuevas tendencias sociales, etc.- aportamos intervenciones individualizadas y flexibles, que atienden a las necesidades y características de cada familia.
 

Ofrecemos un servicio con profesionales comprometidas y con una larga experiencia. Creemos en el acompañamiento respetuoso y cercano, capaz de adaptarse a cada proceso personal. Nos preocupa el bienestar de las personas y el bienestar social. 

Trabajamos intervenciones individuales, familiares y grupales. Contamos con un equipo de profesionales de la psicología, la educación social y el trabajo social, con el que damos respuesta a las demandas y necesidades específicas de cada situación.

Nos avalan 20 años de experiencia en intervención y acompañamiento, infancia, adolescencia y familia, personas adultas, personas de avanzada edad, violencia de género, personas en riesgo de exclusión social e intervención en la comunidad desde un ámbito preventivo.

Adaptamos diferentes programas para aportar soluciones en:

  • Tratamiento psicológico mediante terapia individual.
  • Terapia familiar.
  • Intervención psico-educativa y acompañamiento social.
  • Intervenciones en contextos preventivos y comunitarios.
  • Mediación.
     

No podemos olvidar que el juego es el camino natural y universal para que, desde la infancia, la persona se desarrolle y se integre en la sociedad. El juego nos vincula con la realidad y nos introduce en las relaciones sociales.

Las ludotecas ofrecen, sobre todo, un lugar confortable, alegre, un espacio de convivencia, donde los y las menores que acudan puedan sentirse cómodas y seguras.

Nuestras funciones son, además de prestar juguetes a los niños y niñas, orientarles en su elección, fomentar actividades de animación lúdica, ayudarles en la comunicación y resolución de conflictos, crear un espacio seguro, desarrollar actividades educativas y culturales que tienden a una educación continua y que van hacia un desarrollo global de la persona.

Tratamos de iniciar a los niños y niñas en una educación para el tiempo libre, creando situaciones que les permitan adquirir capacidades sociales, teniendo presente la etapa evolutiva en la que se encuentran. Cuidamos el desarrollo individual del niño o niña y el desarrollo colectivo.

La programación básica de actividades de la ludoteca la centramos en el juego libre, ya que esta combina la voluntariedad, el establecimiento de relaciones sociales, la espontaneidad y el desarrollo de la autonomía. El juego libre ha de ir acompañado de materiales de juego seleccionados bajo criterios de calidad funcional, material y pedagógica, una distribución de espacios y una normativa interna.

También realizamos diferentes propuestas de actividades, como por ejemplo: talleres de reparación de juegos, actividades grupales organizadas, juegos dirigidos, etc.